Elaborado por: Javier Medrano CEO. Medrano & Asociados.

Glasgow COP26: La cumbre de la generación con “ecoansiedad”



Aturullados y con una profunda angustia al sentir que el peso del mundo que van a heredar recae sobre sus hombros, para resolver o mitigar, al menos, el calentamiento global que ya es inevitable, los jóvenes agarraron sus mochilas y en masa se fueron a Glasgow, Escocia, con una sola determinación: que su voz sea escuchada en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP26).

A pesar de la pandemia, esta cumbre será las más multitudinarias cuyos rostros serán los de miles de jóvenes cansados de la politiquería y los discursos vacuos de los países que más contaminan el mundo liderado por China, Estados Unidos, India y Brasil.

Se calcula que llegaron cerca de cien mil estudiantes, universitarios, activistas, académicos y una larguísima lista compuesta de muchachos decididos a reclamar y denunciar que sufren de “ecoansiedad” por saberse los herederos de un desastre natural que ellos no lo provocaron.

Quien apretó el botón del activismo mundial fue una niña sueca, Greta Thumberg, que con un cartel entre sus manos, provocó un tsunami de alerta y, desde ese momento, hubo un quiebre en el pensamiento de los jóvenes que entendieron que están llamados a volcarse a las calles y denunciar las malas prácticas mundiales y los riesgos de perder un equilibrio con el medio ambiente.

Los llaman la “generación Greta” o “generación climática” que junto a Thunberg dieron sus primeros pasos firmen – y maduros - durante la Cumbre de Acción Climática de la Juventud en Nueva York en 2019. Ya no eran unos chiquillos haciendo pataleta. La cosa iba en serio y así lo hicieron notar.

Pero el desafío no era sólo llegar a Glasgow. Debieron enfrentar las restricciones de la pandemia y sortear uno de las barreras más difíciles: contar con cinco mil dólares para hacerse de un lugar en la cumbre. Muchos fueron becados y otros accedieron a  financiamientos de todo tipo.

Sea como fuera, la Cumbre de Glasgow COP26 será recordada como la cumbre de los jóvenes. La primera fue la Cumbre Climática de la Juventud, en Milán, Roma, donde participaron cerca de 300 personas de todo el mundo; entre ellas, setenta latinos.

Después siguió la PreCop y en estos días se realiza la Conferencia de la Juventud (COY, por sus siglas en inglés). Mientras tanto, para el viernes 5 (noviembre) habrá una marcha de jóvenes, en la que estará Thunberg y en la que se espera que se movilicen más de 100 mil personas.

Paralelamente, se está dando forma a un documento final de la declaración de los jóvenes sobre el cambio climático, que se dará a conocer esta semana. Tiene tres desafío:. El primero, el financiamiento climático para cambiar la estructura entera de una sociedad de consumo inclusiva; la segunda, es la educación. Se demanda un cambio estructural ya que el analfabetismo climático es enorme y el; tercero, y quizás el más importante, es la participación real con voz y peso de la juventud entre los tomadores de decisiones. “Si los políticos están decidiendo sobre mi presente y mi futuro, que pende de un hilo, yo quiero estar en esa mesa”, es el reclamo de los jóvenes.

 

Que tu lengua no atropelle a tu cerebro

Por otro lado, a mi juicio, también deberíamos comprender el valor del diálogo y sus silencios. No de estar “silenciado”, ojo. Lo aclaro para cualquier despistado. El silencio es una bendición, un bálsamo. Son muy escasos aquellos que saben cuándo hablar y cuándo callar; raros, pero muy raros, aquellos que saben usar los silencios, las pausas en una entrevista. Pareciera que son poquísimos los que se atienen a las reglas de cortesía necesarias para una buena conversación periodística – que en esencia es un diálogo, no un embate o un atropello -, en la cual hay una lid de silencios, pausas y palabra hablada.

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Terroristas drogados, las nuevas tácticas de Hamas

En todas las guerras, desde siempre y desde que se tiene noticias, los soldados salían al campo de batalla, embebidos en alcohol o bajo alguna sustancia alucinógena. Había que cargar valor, fuerzas y mucho coraje para enfrentar a la muerte, mirarla a los ojos, para luego morir de manera honrosa. Y no como un cobarde que huye, despavorido, del filo de las lanzas.

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El massismo argentino versus el masismo boliviano

La elección presidencial está muy lejos de terminar. Ahora la segunda batalla será este 19 de noviembre donde, esta vez, sólo será entre ellos dos y que se enfrascarán en una pelea durísima en el electorado argentino. Uno siendo parte activa de un gobierno mediocre e ineficiente y otro que jamás estuvo en cargo público y que promete volar por los aires a todo lo que tenga una relación directa o indirecta con el peronismo o, peor aún, algún vínculo con el kirchnerismo.

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¿Debería ser obligatorio el debate presidencial?

Ningún acto de campaña, spot publicitario ni posteo en redes sociales reemplaza el juego de opiniones en un abierto intercambio de ideas. Ninguno. Nada hay más productivo que este encontronazo de candidatos. De lucha de fuerzas. De credibilidades. De firmezas o debilidades. Un debate es, de lejos, el mejor acto democrático que puede haber.

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Pasión por la ignorancia: Cumbre plurinacional, bloqueo minero, paro cívico, cerco a Scz

Lo patético es que el Gobierno se ha tomado una caja de Ignorital. Acojonado de risa abraza, fervientemente, la pasión por ignorar el conflicto minero en la ciudad de La Paz, que la tiene bloqueada y sumida en caos; de la escasez de gasolina generado por sus propios esbirros monolíticos y descerebrados. El Gobierno, feliz y saltando en un campo de flores, minimiza los paros, aunque sean por 24 horas de otros departamentos como Trinidad, Tarija y Cochabamba reclamando un censo el 2023. Bailando, ha convocado a una cumbre “plurinacional” en Cochabamba para generar más conflicto y peleas sociales. Dividamos, confrontemos. Nosotros tenemos la verdad. Ellos no. Claro, nosotros tomamos Ignorital, ellos, en cambio, café negro.

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Política, del arte de lo imposible, al arte de la torpeza

Por lo tanto, la democracia liberal, en sus ciclos de baja calidad y de altísimo progreso social e institucional, ha perdurado y ha regresado repetida y reiteradamente porque a las personas de diversas culturas no les gusta vivir bajo una dictadura o bajo un tiranillo de turno. Y esa es, por ejemplo, el principal valor y coraje del pueblo ucraniano para luchar cada día en defensa de su país de sus vecindarios, de sus tierras, frente a un ejército ruso obligado y desmoralizado.

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Un gobierno disociado y dislocado de los bolivianos

Embutidos en su burbuja de Plaza Murillo, los administradores del poder sólo ven enemigos, golpistas, imperialistas y una sarta de imbecilidades que sólo les sirve para mantener una narrativa desgastada, hueca, absurda, desfasada y dislocada de la realidad. Mientras que la incertidumbre respecto del futuro de la economía, la inseguridad laboral, los cambios permanentes de la seguridad jurídica para atraer inversiones o de los permanentes ataques al sector privado – generador de economía por excelencia – el Gobierno mira su ombligo y avanza con reformas discrecionales que solamente importan a algunos de sus correligionarios y se aleja, peligrosamente, de una sociedad que ya le está pasando factura.

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El otro conflicto moral en Ucrania: el periodismo de guerra

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