Elaborado por: Javier Medrano Director y CEO de la agencia.

Ministra de Cultura: ¿cuál fue el último libro que leyó?...



La lectura es un hábito. Al igual que la higiene personal, comer saludable, hacer ejercicio físico, descansar por las noches y levantarse temprano. El hábito permite crear rutinas, certidumbres. Es orden, disciplina y una fuerte motivación para crecer como ser humano y esforzarse por ser una persona saludable en todo aspecto. De hecho, contar con hábitos es una de las formas más eficientes de sobrevivir en un mundo tan caótico. Permite conservar la salud, reaccionar con inmediatez frente a un problema mental o físico. Sortear un desafío profesional.

El hábito de la lectura crea satisfacción, una sensación de logro, de placer, de conocer, de viajar. Es un ejercicio mental, lingüístico y reflexivo. Minimiza el riesgo de Alzheimer con el paso de los años. Obliga al cerebro a resolver interrogantes, a concentrarse, a curiosear, a imaginar, a soñar.

La lectura es un compromiso con uno mismo. Es una conversación en silencio. Es un acto revolucionario. Una manera de descifrar una realidad, una situación, un momento. Una encrucijada. Leer es el acto de amor más sublime de un ser humano hacia sí mismo, por la fuerza de generar emoción y placer a través de las letras, de las palabras, de las oraciones, de las historias, de los versos.

El gran desafío de nuestra sociedad híper desinformada, con niveles altísimos de infoxicación, de fatiga social, de pérdida de rutinas y de costumbres, es reconocernos como aquellas personas con una enorme capacidad de comprender textos, evaluar informaciones, construir hipótesis, usar conocimientos, comprender un texto y reflexionar sobre el mismo a partir del razonamiento personal y las experiencias propias.

Para ello, el primer paso que debemos dar es el de despojarnos de esa formalidad absurda. De la lectura obligatoria, castrante y que sólo provoca un asco hacia la lectura. Cualquier libro, por más precioso que sea, al ser lectura obligada, pierde su magia, su encanto. Se vuelve una tarea, un muro, una tristeza.

Leer es un acto voluntario. Libre. Es un juego que de niños debemos retozar, divertirnos. Es una informalidad. Un encuentro divertido, una risa, un misterio a resolver. El pecado es tomarse las cosas y a uno mismo demasiado en serio. La seriedad absurda, es una de las peores ruinas que hace estragos a nuestro alrededor y en cada uno de nosotros. El gran filósofo español, Fernando Savater, esgrime con justeza que lo único verdaderamente serio es que nada puede ser absolutamente serio y que todo monopolio de la seriedad es perverso ya que “la seriedad bien entendida empieza por cualquiera menos por uno mismo”.

Bolivia está fuera de los rankings de los países con más lectoría. La cola es su único agarradero y así va ubicándose siempre al final de todos los buenos promedios de otras naciones. No existe, hasta donde tengo conocimiento, un estudio formal y a profundidad sobre los hábitos de lectura en Bolivia. Sí hay en México, Argentina, Chile, Brasil. Y los hay porque es información estratégica para la mejora continua de la industria de los libros en cada país, para la promoción de sus escritores, de sus gestores culturales, de la difusión de sus culturas en todo el mundo.

¿Qué leemos? ¿Cuántas horas leemos? ¿A qué autores bolivianos o internacionales leemos? ¿Qué libros tienen mayor o menor demanda? ¿Cuál es la preferencia de lectura por región, por ciudad, por municipio? ¿Nos gusta más la poesía? ¿La novela? ¿Los libros de autoayuda? De ficción, policial, biográfica.

¿Cuántas librerías tenemos en Bolivia? ¿Cuántas de ellas reciben el apoyo del Estado para fortalecer su giro comercial y no obligarlas a cerrar por culpa de algún impuesto inmerecido a la cultura o por culpa del maldito contrabando? ¿Cuántas bibliotecas municipales funcionan y qué variedad de libros poseen? ¿Cómo captan nuevos lectores? El gran esfuerzo de los promotores culturales y editoriales del país que apoyan las ferias del libro anuales son un bálsamo ya que forofos insisten en una pelea hercúlea.

Así que la pregunta –incontestada - a la ministra de Cultura de cuál fue el último libro que leyó o qué libro recomendaría, es una muestra contundente de la ausencia del Gobierno y su supino extravío en una de las áreas más vitales y nobles de una sociedad: la lectura.

Que tu lengua no atropelle a tu cerebro

Por otro lado, a mi juicio, también deberíamos comprender el valor del diálogo y sus silencios. No de estar “silenciado”, ojo. Lo aclaro para cualquier despistado. El silencio es una bendición, un bálsamo. Son muy escasos aquellos que saben cuándo hablar y cuándo callar; raros, pero muy raros, aquellos que saben usar los silencios, las pausas en una entrevista. Pareciera que son poquísimos los que se atienen a las reglas de cortesía necesarias para una buena conversación periodística – que en esencia es un diálogo, no un embate o un atropello -, en la cual hay una lid de silencios, pausas y palabra hablada.

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Terroristas drogados, las nuevas tácticas de Hamas

En todas las guerras, desde siempre y desde que se tiene noticias, los soldados salían al campo de batalla, embebidos en alcohol o bajo alguna sustancia alucinógena. Había que cargar valor, fuerzas y mucho coraje para enfrentar a la muerte, mirarla a los ojos, para luego morir de manera honrosa. Y no como un cobarde que huye, despavorido, del filo de las lanzas.

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El massismo argentino versus el masismo boliviano

La elección presidencial está muy lejos de terminar. Ahora la segunda batalla será este 19 de noviembre donde, esta vez, sólo será entre ellos dos y que se enfrascarán en una pelea durísima en el electorado argentino. Uno siendo parte activa de un gobierno mediocre e ineficiente y otro que jamás estuvo en cargo público y que promete volar por los aires a todo lo que tenga una relación directa o indirecta con el peronismo o, peor aún, algún vínculo con el kirchnerismo.

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¿Debería ser obligatorio el debate presidencial?

Ningún acto de campaña, spot publicitario ni posteo en redes sociales reemplaza el juego de opiniones en un abierto intercambio de ideas. Ninguno. Nada hay más productivo que este encontronazo de candidatos. De lucha de fuerzas. De credibilidades. De firmezas o debilidades. Un debate es, de lejos, el mejor acto democrático que puede haber.

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Pasión por la ignorancia: Cumbre plurinacional, bloqueo minero, paro cívico, cerco a Scz

Lo patético es que el Gobierno se ha tomado una caja de Ignorital. Acojonado de risa abraza, fervientemente, la pasión por ignorar el conflicto minero en la ciudad de La Paz, que la tiene bloqueada y sumida en caos; de la escasez de gasolina generado por sus propios esbirros monolíticos y descerebrados. El Gobierno, feliz y saltando en un campo de flores, minimiza los paros, aunque sean por 24 horas de otros departamentos como Trinidad, Tarija y Cochabamba reclamando un censo el 2023. Bailando, ha convocado a una cumbre “plurinacional” en Cochabamba para generar más conflicto y peleas sociales. Dividamos, confrontemos. Nosotros tenemos la verdad. Ellos no. Claro, nosotros tomamos Ignorital, ellos, en cambio, café negro.

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Política, del arte de lo imposible, al arte de la torpeza

Por lo tanto, la democracia liberal, en sus ciclos de baja calidad y de altísimo progreso social e institucional, ha perdurado y ha regresado repetida y reiteradamente porque a las personas de diversas culturas no les gusta vivir bajo una dictadura o bajo un tiranillo de turno. Y esa es, por ejemplo, el principal valor y coraje del pueblo ucraniano para luchar cada día en defensa de su país de sus vecindarios, de sus tierras, frente a un ejército ruso obligado y desmoralizado.

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Un gobierno disociado y dislocado de los bolivianos

Embutidos en su burbuja de Plaza Murillo, los administradores del poder sólo ven enemigos, golpistas, imperialistas y una sarta de imbecilidades que sólo les sirve para mantener una narrativa desgastada, hueca, absurda, desfasada y dislocada de la realidad. Mientras que la incertidumbre respecto del futuro de la economía, la inseguridad laboral, los cambios permanentes de la seguridad jurídica para atraer inversiones o de los permanentes ataques al sector privado – generador de economía por excelencia – el Gobierno mira su ombligo y avanza con reformas discrecionales que solamente importan a algunos de sus correligionarios y se aleja, peligrosamente, de una sociedad que ya le está pasando factura.

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El otro conflicto moral en Ucrania: el periodismo de guerra

Una tarde infernal en Sudán – en África, allá por 1993 – el fotógrafo sudafricano Kevin Carter, apuntó su lente en un niño famélico, agonizante, en medio de un basural, enroscado y con la cabeza enorme y pesada casi besando el suelo, entregado a la muerte. Cerca del niño, de apenas tres años, alzaba sus alas amenazantes un buitre, esperando la oportunidad para clavar la estocada final. El fotógrafo esperó y graficó la escena. Aquella tragedia capturada, tiempo después, le significó ganar un premio Pulitzer. El niño murió, no por el buitre sino por otras enfermedades meses después. El debate se abrió sobre el código de ética del periodismo y del camarógrafo por no auxiliar al niño. Fue fustigado, condenado y ya harto por tanta presión, se suicidó.

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